Confesiones de Medianoche: `Creo que mi pareja tiene problemas con el alcohol´
26.Abr.2024. Anécdotas. Una vez leí que todo hombre gay ha tenido al menos una experiencia con un hombre casado con una mujer. Ahora me pregunto si todo hombre homosexual tiene al menos una experiencia con un hombre con problemas de alcohol o drogas.
Me hago esta pregunta desde hace unos días, cuando el mejor amigo de mi pareja nos contaba que recientemente se había encontrado casualmente con un ex-novio. Cuando le pregunté por qué no había funcionado, nos dijo que a causa de su ex ya que la relación se había terminado por culpa de su alcoholismo.
Quiero pensar que se trata de una casualidad. Pero puede que no sea así. A mi me pasó también, hace unos años atrás. Es decir, yo también tuve un novio con problemas de alcohol.
Se llamaba Ignacio y se que sonará cursi o ridículo, pero cuando le conocí, pensé que había conocido al hombre de mi vida.
Ignacio tenía muchas cualidades que siempre he admirado en un hombre: inteligente, responsable, emprendedor e independiente. Desde muy temprana edad, se había independizado de su madre (su padre había fallecido) y ya de muy joven se hizo cargo de si mismo y de su futuro, había estudiado una carrera profesional y se había ido a vivir lejos de su ciudad natal.
Cuando le conocí, vivía solo, en una casa en la montaña y eso me hacía ponerle en un pedestal porque en ese entonces yo aun compartía piso. Ignacio vivía solo desde que tenía 25 años.
Y eso no era todo. Ignacio era guapo o por lo menos lo era para mi. Siempre he sido fans de los hombres con sobrepeso (tipo osos), como también de los hombres rubios. Pues Ignacio compartía estas dos características. Yo estaba encantado. Sin embargo, nuestra relación o intento de relación apenas duró unos cuatro meses: La relación se terminó el día en que descubrí que Ignacio era alcohólico.
Debo decir que nunca tuve la sospecha de nada. Cada vez que salíamos y bebíamos, Ignacio me decía que estaba muy borracho pero nunca le creí pues no lo parecía. Ahora creo que es difícil saber que tu novio tiene problemas de alcohol a menos de que vivas con él.
Detectar que tu novio es alcohólico cuando sólo le ves dos o tres veces por semana o sólo fines de semana, no es suficiente. Ni siquiera en vacaciones. Es una situación que sólo se detecta durante la convivencia.
Por amigos, he aprendido algo del tema. También han pasado muchos años desde entonces. Además de beber en demasía o emborracharse cada vez que salíamos, ahora soy consciente de que las personas alcohólicas tienen algunas características de personalidad que permiten anticiparlo.
Por ejemplo, Ignacio tenía una baja tolerancia a la frustración. Y cuando explotaba, no reparaba en hacer comentarios que podían llegar a ser hirientes.
El vivía a 45 minutos de mi casa en automóvil, pero en horas pico (cuando yo salía del trabajo), el trayecto podía llegar a convertirse en dos horas de viaje producto del tráfico. Me encantaba verle, pero a veces le decía que lo dejáramos para el fin de semana, y en varias ocasiones se molestó mucho conmigo, diciendo cosas desagradables que me hacían sentir mal. Nunca entendí porque se ponía de ese modo.
Ignacio nunca veía mi esfuerzo como tampoco los sacrificios que hacía para verle. Cuando me quedaba en su casa, al menos una vez en la semana, madrugaba a las cuatro de la mañana para ir a mi trabajo. Era yo quien iba y venía (el no tenía carro). Pero eso él no lo veía. Sólo se concentraba en las veces que yo no podía ir a verle, que sacaba una y otra vez cuando tocábamos el tema.
A Ignacio no se le podía hacer ninguna crítica constructiva. No hubo manera de que entendiera mis reproches sobre sus ocasionales explosiones de temperamento. Y cuando lo hacía, explotaba de nuevo. Decía muchas cosas. Lanzaba dardos incendiarios que me hacían pensar que era yo quien tenía un problema. De verdad pensaba que era mi culpa. Que me había excedido. Que no debí hacer tal o cual comentario.
Ahora soy consciente de que una persona alcohólica suele tener inseguridad en las relaciones sociales y personales. Ignacio siempre criticaba la gente a nuestro alrededor. Tal vez hasta era muy inseguro de sí mismo, porque en ocasiones maximizaba desproporcionadamente sus logros o minimizaba la gente que conocíamos a través de sus críticas. Creo que todo eran síntomas de tener una baja autoestima.
Recuerdo el día en que se terminó nuestra relación. Habíamos quedado vernos el viernes pero tuve que cancelar a última hora por un problema familiar. Sin embargo le prometí que estaría con él el sábado por la tarde y todo el domingo.
Cuando le llamé el sábado por la mañana para saludarle, noté que algo andaba mal. Su voz no era la de siempre. Sus respuestas tampoco. Me dijo que no se sentía bien pero no me daba detalles de lo que sentía (si era un dolor, un malestar, etc.). Me alarmé cuando finalmente me dijo que no se sentía bien porque se sentía solo. Dejé lo que estaba haciendo para subir a su casa a verle. Senti que tenía que acompañarle.
Cuando llegué a su casa, Ignacio tenía la mirada perdida. Estaba como ausente. Pero estaba bien. Miré alrededor y supuse que había tenido visitas en casa la noche anterior. Que había tenido una fiesta y es que habían botellas de cerveza vacías en todo su apartamento.
Le pregunté sobre su pequeña y sorpresiva fiesta de la noche anterior pero me aseguró que no había ido nadie a su casa. Me aseguró una y otra vez que él se había bebido todas esas cervezas. Pero aun así, yo no me daba cuenta de lo que estaba frente a mis ojos.
Cuando entré al baño y vi una botella de cerveza medio vacía allí me pareció curioso y le pregunté en todo de burla: "Pero Ignacio, hay una botella de cerveza vacía hasta en el baño". Y comencé a reírme.
Para mi desconcierto, Ignacio comenzó a llorar.
Entre lágrimas, Ignacio me confesó que tenía problemas con el alcohol. Que no tenía cara para verme. Que le dejara solo. Que sabía que tarde o temprano terminaría con él, así que era mejor que nos dejáramos de ver.
Quise que lo habláramos y tal vez no fui convincente o no dije las palabras correctas porque Ignacio me pidió que me fuera de su casa. Que le dejara solo. Lamentablemente no recuerdo las palabras exactas que nos dijimos esa mañana.
Lo que si recuerdo es que salí de allí y no volví a verle. Han pasado más de diez años de eso. Y mientras escribo estas líneas me pregunto qué habría pasado de haberme quedado allí. De haber insistido en ayudarle para que saliera de esa situación. Pero seguí sus deseos. Ambos éramos muy jóvenes. Supongo que salí de su casa en estado de shock. Nunca más le volví a ver.
Aunque dicen que un alcohólico siempre será alcohólico, espero que Ignacio esté bien. Que lo haya superado y que sea feliz. Donde quiera que esté.
Miguel Angel
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