¿Eres un pesimista radical o un optimista iluso?
23.May.2023. Curiosidades. ¿Eres de las personas que ve el vaso medio vacío o medio lleno? ¿Sabías que hay algunas personas que no lo verán mitad vacío o mitad lleno? En su lugar, estas personas verán el vaso completamente vacío o el vaso completamente lleno. Serían extremos que hacen que estas personas desborden un pesimismo radical o un optimismo ilusorio.
¿Eres un pesimista agorero del que todos huyen o un optimista inconsciente y "come-flor" del que todos se alejan? ¿Eres una persona lo suficientemente honesta como para mantener el equilibrio entre la dosis de ilusión para conseguir algo y no perder de vista la realidad?
Pesimistas versus optimistas
En cualquier grupo de amigos se encuentran personas pesimistas y personas optimistas. La RAE define a una persona pesimista como aquella que tiene la propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más desfavorable. Por otro lado, una persona optimista se caracteriza por una tendencia a confiar en que el futuro sea favorable, por lo que contribuye a afrontar las dificultades con buen ánimo y perseverancia. Una persona optimista logra identificar y valorar lo positivo de cada circunstancia e individuo.
Es natural que queramos rodearmos de personas optimistas cuando se trata de personas optimistas moderadas o un optimismo inteligente. Como dice Carmelo Vasquez, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense, "cualquier cosa y cualquier persona, puede influir en nuestra vida a cualquier edad". Estas teorías hablan de que los seres humanos somos capaces de resistir, adaptarnos al medio y transformarlo. La gente optimista puede combinar emociones negativas y positivas en situaciones dolorosas.
El problema es que una persona que es optimista radical puede tener los mismos riesgos que una persona pesimista en extremo y es que ambas tendencias conducen a comportarse de forma pasiva y a no responsabilizarse, en parte, de los actos y decisiones que se toman.
¿Optimista moderado o pesimista moderado?
Una persona optimista radical puede llegar a ser una persona inconsciente. Son distinguibles en su forma de hablar sobre el futuro, el pasado y el presente.
De acuerdo con un texto escrito por Patricia Fernández Martín para la revista El País Semanal, las investigaciones señalan que aproximadamente un tercio de la actitud ante la vida, que se relaciona con ser optimista o pesimista, se explica por la herencia genética. También influye el estilo de personalidad que se configura con las vivencias de la infancia y los modelos de aprendizaje.
Patricia Fernández Martin explica que hay aspectos razonables para ser un pesimista moderado y es que a veces las expectativas negativas preparan para lidiar con los problemas. Desear demasiadas cosas puede estar relacionado con la infelicidad. Aceptar con entereza el poco control ante las vicisitudes de la vida ayuda a afrontar el sufrimiento.
Hay mucho optimista radical entre nosotros gracias a los efectos de una gran cantidad de libros de autoayuda que ensalzan la necesidad de experimentar solo emociones positivas, patologizando lo que tiene que ver con el dolor y que incluso hacen creer que solo necesitamos leer dichos libros para superar cualquier problema.
Lo curioso es que el optimista radical tiene los mismos riesgos que el pesimista extremo: perder la esperanza de manera continua puede ser un factor de riesgo para desarrollar, por ejemplo, un trastorno depresivo, así como otros trastornos psicológicos. El optimismo ilusorio se basa en el uso de frases como: "Tu piensa bien y te saldrá bien", "si tu quieres, puedes".
Un truco para ser un pesimista moderadoconsiste en potenciar los pensamientos optimistas con los que también cuentan en lugar de desprenderse de los pesimistas
. Se consigue al incrementar momentos, situaciones y conductas que hagan sentirse bien y hablar de lo que uno le gusta. También ayuda elegir actividades artísticas o sensoriales que nos hagan sentir bien. Utilizar el humor sin el sarcasmo es una buena estrategia.
Por otro lado, un truco para ser un optimista moderadoconsiste en pernsar las consecuencias de los actos y, en lugar de reprimir las emociones negativas, conectar con ellas.
Tal vez el mejor estado sería en ser honestos con uno mismo y con los demás y esto sería manteniendo el equilibrio entre la dosis de ilusión para conseguir algo y no perder de vista la realidad. La variedad de pensamientos optimistas y pesimistas enriquece al cerebro como a los grupos de amigos.
Isaac Nathan Bloom
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Con información del artículo "Ni tan bueno, ni tan malo" por Patricia Fernandez Martin en El País Semanal No. 2414.
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