¿Eres de esos hombres que arreglan la cama por la mañana o eso no es contigo?
04.Feb.2020. Curiosidades. Cuando éramos niños, nuestros padres nos enseñaron a hacer la cama. Ahora, ya adultos, algunos tienden a repetir el ritual de hacer la cama antes de salir y posiblemente no puedan salir sin tender la cama. Otros, para no llegar tarde o porque simplemente no es una prioridad, dejan la cama tal y como la dejaron cuando se levantaron.
¿A qué bando perteneces? ¿Hacer o no hacer la cama?
Desde el punto de vista psicológico, podría ser interesante el hecho de hacer o no la cama. De acuerdo con algunos estudiosos, este hábito, la mayoría de las veces inculcado desde la infancia, no solo sirvió para tener la habitación ordenada y a su madre contenta en nuestra infancia, sino también favorecía la percepción que tenemos de nosotros mismos "promoviendo la capacidad para gestionar de forma eficaz nuestro tiempo”, asegura la psicóloga española Eva Hidalgo.
Estirar las sábanas cada mañana es una forma de transmitirnos que la etapa de descanso ha finalizado, y es el momento de “la activación”. Así lo cree la experta, quien sostiene:
"Empezar el día haciendo la cama nos ayuda a fomentar la sensación de tener la capacidad de organizarnos”.
Tanto es así, que en el caso de personas con una autoestima debilitada, concluye la especialista:
“Sería recomendable la adquisición de este tipo de hábitos para mantener una cierta regulación de su tiempo y espacio, evitar la apatía y trabajar la capacidad de control de su vida. Y, aunque no puede considerarse una terapia, sí es un buen ejercicio para mejorar nuestra autovaloración”.
El bando positivo. Según la psicóloga y coach Eva Hidalgo, muchas de las personas que realizan esta tarea a diario se caracterizan por ser activas, perfeccionistas y organizadas. Asimismo, suelen estar acostumbradas a marcarse objetivos y valoran el trabajo y el esfuerzo.
El bando negativo. Las personas que no hacen o tienden la cama quizá no estén llevando un buen control de su tiempo. “No hacer la cama es más habitual en personas reactivas, que dejan que las tareas les lleven a ellos, en lugar de ser ellos los que las gestionen. Además, tienden a la postergación de actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. Todo esto puede llegar a influir de manera negativa en su autoestima”, concluye la psicóloga.
Magdiel J. Sevilla
@magdieljsevilla
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