Autolimitaciones sexuales... ¿Cuáles son las tuyas?
18.Ago.2024. Sexualidad. No somos conscientes de que muchas convicciones o ideas por las que nos regimos en nuestra vida no nos las hemos creado nosotros, sino que las hemos aprendido a lo largo de nuestra existencia. Y no todo lo que se hereda es bueno, porque muchas veces nos autolimita a experimentar, a descubrir, a abrir nuevos horizontes.
Si hay algo que me encanta hacer con mis clientes es llevarlos a cuestionarse sus convicciones personales, sus ideas preconcebidas de lo que son, lo que es y que quieren en la vida, de los que creen sus valores más importantes, y sus creencias sobre ciertos temas. Sus frases tipo “esto no lo haría jamás"; "esto no va conmigo”, etc. Creo fundamental y necesario un ejercicio de apertura de mente.
Y no por el hecho de que puedan ser malas o buenas, sino porque no somos conscientes de que muchas de esas convicciones o ideas por las que nos regimos en nuestra vida no nos las hemos creado nosotros, sino que las hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, y eso hace que seamos como somos, pensemos como pensamos, actuemos como lo hacemos y reaccionemos como reaccionamos.
No son valores propios sino heredados; y no todo lo que se hereda es bueno, porque muchas veces nos autolimita a experimentar, a descubrir, a abrir nuevos horizontes. Es como cuando alguien dice que tal o cual alimento no le gusta, cuando nunca lo ha probado; y cree que no le gusta porque en su casa no se comía porque a alguien de la familia no le gustaba, porque oía que eso no estaba bueno, y con el tiempo lo prueba y le gusta.
Todos necesitamos tener unos valores y criterios que nos ayuden a tomar decisiones, eso nos da seguridad, pero unos valores que nosotros mismos hayamos puesto, para ello tenemos que cuestionarnos los que tenemos, y si alguno vemos que nos limita, se cambia por el contrario o por otros que nos haga ser más libres de preconcepciones, ideologías, tabúes, etc. Y para ello, la mayoría de veces hay que probar y experimentar, a ver cómo me siento haciendo esto o aquello.
Y si entramos en tema del sexo, aquí esas ideas preconcebidas y limitantes aumentan de manera considerable; unido a la vergüenza de hablar, de experimentar cosas nuevas, en lugares nuevos, posturas nuevas, con juguetes nuevos, fantasías, etc.
Recuerdo cuando salí del armario y empecé a moverme por el ambiente madrileño, donde la oferta de locales es muy grande y para todos los gustos, y empecé a oír lo de los cuartos oscuros, las zonas de cruising y las saunas, los pelos se me ponían de punta y pensaba que eso era para gente muy salida y desesperada, para “depravados”.
Me paré en seco e hice una revisión de esas creencias, no solo de los lugares, sino sobre todo mi concepción del sexo; de mi forma de enjuiciar y despreciar a ciertas personas por su “libertad en sexo”, y me di cuenta, por un lado, que como dicen el refrán “la mejor defensa es un ataque”, como no me atrevía a hacerlo, así acallaba mi conciencia, atacando, algo que muchísima gente hace, porque picarnos nos pica a todos; y luego que me estaba perdiendo disfrutar de algo que la naturaleza me había dado; así que empecé a experimentar.
Esas formas de pensar no tenían base real, ¿por qué no se podía tener sexo por el simple hecho de tenerlo, sin unirlo a nada más? ¿qué hay de malo en practicarlo libremente, de hacerlo en esos lugares, o probar cosas nuevas?
Si uno no atenta contra sí mismo ni su salud, ni la de otros, que cada uno haga lo que le apetezca y hable de lo que quiera, no hay de que avergonzarse ni de que nos guste el sexo por el sexo, ni de ir a cuartos oscuros, ni saunas, ni hacer cruising, ni hacer nudismo, otro de mis grandes tabúes que hace un par de años me lancé a probar y que me encanta.
“Si algo no tiene cabida en el sexo es la vergüenza. Ni la vergüenza de lo que haces, ni la vergüenza de lo que dices, ni la vergüenza de quién eres, ni la vergüenza de cómo eres. Todo lo que ocurra entre dos adultos, o más, que consienten es apropiado”.
Gabriel J. Martín en Quiérete mucho maricón, página 236.
Tenemos que eliminar esos prejuicios, esas limitaciones que tanto nos ponemos, y vivir de forma más libre, que para eso tenemos cuerpo, vida y apetencias.
Es una liberación poder hablar sin tapujos de estos temas, preguntar, curiosear; y el que se escandalice es su problema, no estamos aquí para seguir cumpliendo normas o estilos de vida encorsetados e impuestos por nuestro entorno y educación. Como usar las apps de ligoteo, si quieres usarlas para buscar sexo, pues adelante, y el que no quiera que nos la use.
Luego esta esa imagen que se ha creado que los gays somos promiscuos, y porque el sexo guste, como a casi todo hijo de vecino, que a los heteros también les gusta y mucho, así que abre la mente, revisa esas creencias y miedos, experimenta y disfruta del sexo y de la vida, y si te da vergüenza, como me decía mi madre, piensa que “la vergüenza era verde y se la comió un burro”.
Cuando tengo clientes así les invito a que vayan a esos sitios, que investiguen, que prueben, siempre uno está a tiempo de decir que no, pero es un buen ejercicio para eliminar esas barreras.
Y con esto y un bizcocho hasta dentro de quince días, si necesitas ayuda, comentar o preguntar, no te cortes y escríbeme.
Antonio Hidalgo
Artículo publicado en el sitio web www.cascaraamarga.es
Para ver el material original puedes hacer click aquí.
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