Confesiones de Medianoche: `Mi primera experiencia en una playa nudista´
21.Jun.2021. Anécdotas. Siempre me dije a mi mismo que "nunca iría a una playa nudista".
Ok. Corrijo. Voy a confesar algo. En en el fondo (muy en el fondo), siempre había querido ir a una playa nudista.
Ver hombres desnudos es un placer para mí. Sus curvas. Certificar su mucho o poco pelo corporal. Admirar todo el conjunto. Verificar qué tamaño tiene su miembro en reposo. Su color. Curvatura. Si es "tipo trompa de elefante o tipo casco alemán", como diría un amigo mío para diferenciar a los hombres circuncisos de los no circuncisos. Y además de todo ello: verificar si ese hombre es atractivo o no, claro.
Pero deseaba hacer todo eso anterior desde mi rinconcito, sin desnudarme. Como un vulgar "textil", nombre que reciben los que no se desnudan en una playa nudista. Porque siempre creí que nunca sería capaz de desnudarme en una playa nudista.
En primer lugar, una razón que me hacía pensar que nunca sería capaz de desnudarme en una playa nudista era porque "soy muy visual". Apenas veo algo que me gusta, siento que algo más abajo de mi cintura comienza a despertarse sin que yo pueda hacer algo al respecto. El tiene vida propia. Estaba seguro de que al ver a otro hombre desnudo perdería el control y pasaría una vergüenza.
Estupideces mías.
Porque en el gym he visto hombres desnudos con cuerpos hermosísimos y no ha pasado nada. Si. Lo reconozco. Soy un vouyerista. Y como tal, me había impuesto el no ir a una playa nudista, el paraíso para toda persona vouyerista.
Ahora que lo pienso, a mis cuarenta años, si uno va una playa nudista y tiene una erección: ¿Cuál es el problema? Es una reacción natural. Tanto como llorar, reír, sentir tristeza o alegría. Somos humanos. De nuevo cuál es el problema.
De nuevo, más estupideces.
En segundo lugar, jamás pensé en desnudarme en una playa nudista por mis inseguridades. No soy como algunos de esos hombres que vi en esa playa que parecen tener un tercer brazo entre las piernas que no se ve afectada ni por el agua más fría del mundo. Esos son hombres de acero que merecen todo mi respeto. Pero yo no soy uno de ellos.
En erección son un hombre con un miembro promedio. Y en reposo no soy nada destacable. Es decir, soy un simple mortal con un miembro que en reposo es pequeño y que en presencia de agua fría se esconde más de lo necesario. Vivimos en una sociedad que vive del qué dirán. Que nos dice que el mundo se divide en fuertes y débiles. Que se burla de lo que no está acorde con lo que se espera.
En tercer lugar, creo que no esperaba desnudarme en una playa nudista por la educación que he recibido. Pensaba que era algo anormal. Algo inmoral. Algo más allá de los límites. Porque creo en los límites infranqueables, como diría Anastasia Steele (50 Sombras de Grey) Un asunto prohibido.
Más y más estupideces.
La religión ha hecho que sintamos vergüenza de ver con naturalidad un cuerpo desnudo. Peor aun, de ver con naturalidad nuestro cuerpo desnudo. Y es irónico. Si nos basamos en la biblia, Adán y Eva andaban desnudos por el jardín del Edén. Ni se daban cuenta que estaban desnudos. Y allí eran felices antes de comer de aquella manzana que lo cambió todo.
Pero a la final lo hice. Me desnudé en una playa nudista.
Cómo cayeron esos paradigmas
Me llevó mi pareja. Él había ido antes y por lo tanto, le es algo muy natural. Cuando me dijo que iríamos, no me negué. Pensé que sería el momento de hacer realidad mi sueño de ir a una playa nudista. Que no me desnudaría. Que me bañaría en un diminuto bañador para compensar mi falta. Que si la gente no lo comprendía pues era problema de ellos.
Yo creo que muchos hombres se bañan en shorts (pantalones cortos) porque no quieren "marcar paquete". Por inseguridad y una sociedad machista que pretende dictar cómo debe comportarse y vestirse un "hombre". Que yo hace años superé eso. Pero desnudarme no. Que no que no.
Estaba seguro de que se trataría de una playa solitaria. Pero me equivoqué. Estaba concurrida. No era de esas playas en las que no se puede caminar. Pero tampoco era solitaria. Había gente alrededor en un radio de 5 metros. Muy cerca. Muy cerquita.
Comencé a sudar frío.
Una vez que instalamos la sombrilla procedí a quitarme la camiseta. Si alguien me grabó haciéndolo, se dio cuenta que lo hice en cámara lenta. Y creo que fue así porque cuando terminé, mi pareja ya estaba desnudo, tumbado en su toalla y comiendo un bocadillo. Yo seguía sudando frío.
Sentía que todo el mundo me veía mientras pensaban: "vamos a ver qué es lo que tiene este chaval que acaba de llegar".
Miré a mi alrededor y vi a mi pareja completamente desnudo (a quien me encanta ver desnudo) y junto con él, hombres desnudos en todos lados. Hombres de todos los colores, tamaños y sabores. Reconocí inmediatamente a los dotados, esos que uno pensaría que tienen una erección, pero que no, pues se mantienen imperturbables luego de meterse en el agua fría.
Identifiqué a los guapos. Tenía a mi pareja desnuda a mi lado. Pero no pasó nada más abajo de mi cintura. Mi miembro seguía imperturbable.
De pronto recordé que muchos principiantes a actores porno no logran una erección en el set. No pueden lograrlo porque no están acostumbrados a que haya gente alrededor. Tener una erección allí no sería un problema.
Cayó mi paradigma No. 1, junto con mi camiseta que caía en la arena.
Volví a mirar a mi alrededor y me di cuenta que había un chico que parecía estar mirándome. Me ponía nervioso. Digo "creo" porque no estaba seguro. Tenía gafas oscuras (complemento que no debe faltar en una playa nudista, especialmente si te gusta mirar). Lo ignoré. Seguí mirando a mi alrededor y me di cuenta que habían hombres, mujeres y niños de todas las edades. Todos completamente desnudos.
Me sorprendí. Siempre había pensado en que la gente que hacía nudismo era gente muy mayor. Gente que "no tenía nada qué perder".
Pero allí estaban. Parejas de hombres desnudos, Parejas de mujeres desnudas, hombres solos desnudos, mujeres solas desnudas, parejas heterosexuales desnudas, parejas homosexuales desnudas, niños desnudos, niñas desnudas... y lo que más me impactó: familias enteras correspondientes a tres generaciones, completamente desnudas.
Todos estaban desnudos. Nadie parecía sentirse inseguro. No muchos tenían cuerpos de infarto. Habían hombres dotados, así como como hombres en el extremo opuesto. Pero algo tenían en común y es que nadie parecía sentirse inseguro de sí mismo. Y lo mejor aun: a nadie parecía importarle.
No había un solo "textil" del qué aferrarme. Ni un padre temeroso. Ni una madre asustada. Nada. Estaba solo. Cayó mi paradigma No. 2 y yo en estado de shock.
Iba a quitarme todo, pero de pronto sólo me quité el short y me quedé en un bañador tipo speedo. Mi traje de baño era color blanco y diminuto y una vocesita me decía que ese traje de baño era casi como estar desnudo. Que cuál era el problema de dejarlo así. Que parara. Que no me desnudara. inventaba excusas estúpidas como que siempre me había gustado mi marca del bañador y que si me desnudaba perdería dicha marca.
Esa vocesita continuaba hablándome. Me recordaba que uno debía tener límites. Sonaba aturdida, desesperada. Estuve a punto de sentarme y comenzar a tomar el sol, siguiendo sus consejos. Esa vocesita había dado en el clavo. Siempre he creído que uno debe tener límites.
No creo en eso de que que en la sexualidad y el sexo todo vale. No, no, no. En la vida deben haber límites. Como en la vida. Como en la naturaleza. Todo tiene sus límites. Sino es el caos. Y en cierta forma, esa es la vida para muchos gays en el mundo: caos sexual. Desenfreno. Ausencia de límites. Yo no me permito eso.
Tengo mis límites. Pero... ¿haría daño a alguien estar allí desnudo? ¿Me haría daño a mi en el futuro estar allí desnudo? ¿Es una práctica que cambiaría mi vida o mi forma de relacionarme en mi intimidad? ¿Desnudarme en una playa provocaría adicción en mi? No. Nada de eso.
Respondí esas preguntas mientras miraba a padres y madres jugando con sus hijos, completamente desnudos. Y de pronto sentí ternura. Recordé a Adán y a Eva. Se veían sin complejos, sin inseguridades, sin temor a estar haciendo algo prohibido, sin problema de dejar verse tal y como son.
Probablemente, esa familia que estaba viendo era una familia con una mejor comunicación. Probablemente más felices. Debo decir que me sentí minoría y siempre he sido de los que apoyan las causas de las minorías. Pero no podía engañarme a mi mismo. Los que practican el nudismo son una minoría en todo el mundo. No podía hacerles eso. No podía convertirme en un vulgar textil.
Cuando reaccioné, mi bañador iba por las rodillas. Terminé de quitarme mi traje de baño. Había caído mi tercer paradigma. Ya estaba completamente desnudo en una playa nudista.
En mi imaginación, vi a toda la playa aplaudiendo. Vitoreandome. Gritando mi nombre. Silbando en apoyo en algo tan tonto y básico como quitarme la ropa. Como en una especie de trance le dije a mi pareja que me metería en el agua. Y allí, esa vocesita, ya derrumbada y en sollozos me decía que como castigo, algo mordería mi miembro que ahora se encontraba completamente libre en el agua.
Me sumergí en el agua y al hacerlo se ahogó esa voz pues no la escuché mas el resto del día (Ah, por supuesto que nada me mordió nada).¿El agua? Un poco fría, con los efectos que ya esperaba más abajo en mi cintura. Y debo agregar que la gente en la arena y los que estaban en la orilla me vieron salir y hasta podría decir que me detallaron. A esas alturas me pareció normal y hasta justo porque si yo lo hacía, la gente alrededor podía hacerlo también.
Me tumbé en mi toalla a tomar el sol. Así, completamente desnudo. No sólo me sentí libre, lleno de vida y energía. Me sentí más ligero. Sentí que hasta había bajado de peso. Me sentí renovado. Creo que comprobé por mi mismo lo mucho que pesan la culpa, las inseguridades y los paradigmas.
Lito
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Comentario enviado por correo el (25/Sep/2020):
Soy de Cuba. Aquí no hay playas para hacer nudismo pero quisiera ir a una. Es cierto que se sentiría uno libre. Leí la historia y me gustó mucho porque son experiencias que sólo tu te llevas, que se quedan con uno.
Un saludo.
Corcho Cubano