Confesiones de Medianoche: `Fui víctima de la BURUNDANGA´
23.Ene.2015. Confesiones de Medianoche. Los cuentos que se escuchan por allí son tan escalofriantes que siempre tuve las precauciones al salir a rumbear: No aceptar tragos de personas extrañas, no dejar mi trago solo, pedir cervezas en lugar de tragos (preferiblemente), etc.
Soy de los que cree que en todos los casos la Burundanga es puesta en los tragos. Más de una vez me he mostrado incrédulo ante esos cuentos de personas que dicen haber sido abordados con Burundanga en spray en un taxi, o frente a un cajero. Siempre he pensado que estas son excusas para evitar el bochorno y la humillación de decir que fueron robados por personas que apenas conocieron en un bar o una discoteca.
Sin embargo, a mi me pasó en mi propia casa...
Tengo un perfil en Manhunt, y debo decir que yo no estaba "buscando macho". Uso mi perfil para entretenerme: conversar, ver perfiles, etc.
Una vez me contactó un chamo de 24 años. Se llamaba Augusto (o al menos ese fue el nombre que me dijo) y fue tan agradable que hasta intercambiamos números de teléfono.
Cuadramos para vernos pero yo cancelé a última hora por un compromiso de trabajo y no pudimos vernos esa vez. Pasaron varios meses desde el contacto inicial y Augusto y yo siempre nos saludábamos al vernos en el messenger.
Un domingo me escribió preguntándome qué estaba haciendo y le dije que no estaba haciendo nada en especial. El dijo para vernos pero yo no tenía muchos ánimos de salir así que le dije que se viniera a mi casa, quizas veríamos una película (Augusto no era mi tipo).
Augusto se vino en taxi a mi casa y tal y era tal y como se mostraba por el messenger. Nada de fotos falsas ni esas cosas. Tampoco lucía como delincuente.
Comenzamos a hablar de cualquier cosa, como dos buenos amigos y le ofrecí una copa de vino. Augusto acepto y aproveché de servirme una copa también.
De pronto mi celular sonó y cometí un error que todavía me hace doler el estómago cada vez que lo recuerdo: no me llevé la copa a mi habitación, en su lugar, la dejé en la sala junto a Augusto.
Recuerdo que atendí la llamada y regresé a la sala. Eso es lo último que recuerdo.
Supongo que Augusto aprovechó mi descuido para poner Burundanga en mi copa. Supongo que seguí tomando de mi copa y caí bajo los efectos de esa droga.
En mi trabajo se extrañaron de mi ausencia el día lunes y llamaron a mi celular pero por como era de esperarse, no pude contestar. Posiblemente, el teléfono estaba ya vendido.
Sebastian, mi mejor amigo, trabajó conmigo y casualmente había conversado ese día lunes con un compañero de trabajo mio y se había enterado de que yo no había ido a trabajar. El también intentó llamarme y se extrañó de que no contestara.
Fue apenas el lunes en la noche cuando yo pude reaccionar. Como pude, intenté llamar a casa de Sebastian, uno de los pocos números que me se de memoria.
Sebastian me dice que solo alcancé decir estas palabras:
- Sebastian, soy yo Christian, por favor ayúdame... - y colgué.
No recuerdo cuando se fue Augusto. No recuerdo cómo entró Sebastian a mi casa. No recuerdo haber ido a una clínica. No recuerdo nada. Pero Sebastian entendió que algo grave me pasaba (y se asustó mucho), fue el quien me llevó a la clínica para que me atendieran para recuperarme. Me dieron de alta el día miércoles.
Solo Dios puede saber lo mucho que lloré de la rabia e impotencia que tuve cuando llegué a mi casa.
Augusto (no se si es su verdadero nombre) se llevó mi computadora Imac, mi televisor, dinero en efectivo, mi cartera, mi celular, mi pasaporte, unos dólares que tenía ahorrados, algunos artículos de ropa y zapatos, algunos artefactos electrodomésticos, un par de maletas, donde presumo que colocó todas las cosas que se llevó de mi casa y un dildo (el muy miserable).
Denuncié el caso a la policía, a quienes les dije que solo tenían que investigar las llamadas recibidas en mi celular. Eso nunca procedió.
Fui yo mismo a las oficinas de Movistar para que me dieran una lista de llamadas recibidas en mi celular para poder tener el número de Augusto. Esto tampoco procedió. Los trámites burocráticos son numerosos.
Por supuesto que Augusto ya no se conecta a su perfil de Manhunt como tampoco al Messenger y ha pasado tiempo desde aquél incidente...
... Si te llego a encontrar Augusto (o como te llames), no te imaginas lo que te espera... lo que hiciste... no se hace...
Christian M.
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Comentarios recibidos:
Enviado por Adriana:
Sólo quiero expresar mi absoluta comprensión hacia el caso de Christian M., víctima de la escopolamina (o burundanga). Yo también fui víctima a través de esa sustancia de una agresión sexual, sólo que esta persona -de origen marroquí- me abordó en la calle y terminó violándome en mi propia cama tras suministrarme la droga en una consumición. Esta droga te anula la voluntad y los recuerdos de modo que los agresores pueden hacer contigo lo que quieran.
Por suerte la respuesta policial en mi caso fue óptima y detuvieron al violador sólo 37 días después de la agresión. Pasó a disposición judicial y entró en prisión preventiva sin fianza. A los quince días la juez lo soltó ya que la escopolamina no se detectó en los análisis, como era de esperar, y este agresor está ahora en la calle a pesar de las lesiones físicas que me produjo al violarme. Cómo entiendo a Christian y la impotencia que siente.
Ojalá los que administran la justicia consultasen a peritos y expertos antes de tomar decisiones de tanta transcendencia como la de poner en la calle a un violador.