Confesiones de Medianoche: `¿Billetera Mata Galán?´
08.Jul.2020. Anécdotas. Hace tiempo atrás me conseguí con Braulio, un ex con el cual salí por alrededor de unos tres meses hace unos años. Quedamos para tomarnos un café y actualizarnos.
No suelo hablar de relaciones con exes pero Braulio se abrió conmigo y me contó sobre su última relación sentimental, la cual tuvo una duració de más de dos años. Vale la pena acotar que esa relación entre Braulio y Eduardo comenzó mientras Braulio y yo aun estábamos saliendo. Es decir, se podría decir que "Eduardo me sopló el bisteck".
Como soy humano, el enterarme de este detalle que a Braulio se le escapó por casualidad, me produjo un pequeño malestar estomacal, no porque sintiera algo por Braulio en ese momento, sino porque es algo que me pasa a menudo. Basta con que me interese por alguien para que a ese alguien le aparezca un amiguito, un ex-noviecito, una ex-pareja, un resuelve, un mejor-amigo-2008, un peor-es-nada, etc., lo cual hace que esa persona comience a desaparecerse, y con ello, mi intento de tener algo serio con alguien.
Pues así me enteré de la razón de por qué lo de Braulio y lo mio no funcionó. Fue por Eduardo. Pero eso no es lo que quiero narrar con esta historia. No es sobre mí que quiero hablar. Quiero hablar de Braulio y Eduardo.
La relación de Braulio y Eduardo
Braulio y Eduardo tuvieron dos años y medio de relación. Inclusive vivieron juntos. Eduardo era una persona que acababa de tener un accidente y se encontraba en terapia por una de sus piernas.
La situación de Eduardo pudo haber incidido en que Braulio se interesara mucho más. Creo que esto despertó un instinto paterno en Braulio, un instinto de sobreprotección, de cuidar de otro, lo cual a veces tienen muchos hombres. Braulio atendió y consintió a Eduardo como a ningún otro hombre en su vida.
Eduardo vivía en un barrio humilde, donde para llegar se habla de veredas en lugar de calles. Se trata de un hombre de 27 años que aun cuando no pudo culminar su bachillerato (secundaria), se ha desempeñado como gerente de empresas de comida rápida. Eduardo tiene competencias gerenciales y sabe manejar gente.
Braulio, un economista de 30 años, trabajador y con expectativas de superación, logró que Eduardo se contagiara con la idea de superarse y terminara el bachillerato.
Eduardo se graduó. Y no solo eso, logró que se inscribiera en un instituto para comenzar una carrera universitaria. Lo ayudó en sus cursos, en sus tareas y en muchas otras cosas más que ahora no vienen al caso. Braulio estaba enamorado.
Luego de casi dos años de relación, Eduardo viaja a Europa. Esto sorprende a Braulio básicamente porque Braulio tiene idea de lo que gana Eduardo en su trabajo. Pero Eduardo le explicó que se trataba de un viaje por trabajo, aun cuando en las fotos del viaje nunca aparecieron los compañeros de trabajo.
Luego Eduardo se compra su propio vehículo y un apartamento con el que se muda con su familia. Eduardo logra sacar a su familia del barrio humilde.
Esto pudo haber encendido las alarmas de cualquier novio. Pero para Braulio y de manera increíble, todos estos detalles pasaron desapercibidos. Dicen que estas cosas suceden a menudo cuando uno está enamorado. Pueden pasar mil cosas que prueben que algo anda mal y aun asi, dejarlas correr. Dicen que así es el amor.
Pero Braulio comenzó a notar que de vez en cuando Eduardo desaparecía y posteriormente, que dichas desapariciones se hacían recurrentes.En un acceso de sensatez, desarrolló una estrategia para saber qué estaba pasando y decidió llevarla a cabo.
Según me contó Braulio, palabras más, palabras menos, esta fue la conversación que ocurrió mientras hablaban abrazados una tarde de un sábado cualquiera en el nuevo apartamento de Eduardo:
- Braulio: papi, ya tenemos casi dos años y medio de relación... ¿cómo vamos?
- Eduardo: papi, bien... aunque creo que estamos convirtiéndonos más en amigos que en otra cosa.
- Braulio: si... creo que tienes razón... pero ahora que vamos a ser amigos creo que deberíamos ser los mejores amigos del mundo.
- Eduardo: si... no tengo rollos...
- Braulio: te tengo solo tres preguntas... ¿tu estás saliendo con alguien más?
- Eduardo: bueno, no tanto como saliendo, pero si conocí a alguien...
- Braulio: No te vayas a molestar... solo quiero que seamos amigos y comenzar sin mentiras... ¿te fuiste con ese alguien a Europa?
- Eduardo: (pausa larga)... si papi...
- Braulio: No hay problema, somos amigos (decidido a sacarle más información mientras le acariciaba el hombro)..... Y esa persona te ayudó a comprar tu carro?
- Eduardo: si papi...
- Braulio: ¿y también te ayudó a comprar este apartamento?
- Eduardo: si papi...
Braulio se levantó de la cama, se despidió de los hermanos y de la mamá de Eduardo, quienes eran entendidos sobre la relación de ellos y se encontraban en la sala. Braulio salió del apartamento y Eduardo no pudo hacer nada para detenerlo.
Cuando Braulio conducía hacia su casa lloró como nunca antes había llorado por alguien. Apagó su teléfono móvil que ya tenía diez (10) llamadas perdidas de Eduardo y cinco (5) mensajes de voz. Braulio y Eduardo terminaron ese día. No se han hablado y tampoco se han vuelto a ver.
Cuando Braulio terminó de contarme estas cosas me sentí mal del estómago. Posteriormente, ya en mi casa, el malestar estomacal se convirtió en un dolor de cabeza que dejó sin energías. He estado pensando en por qué mi cambio de humor y después de dar muchas vueltas al asunto, creo que tiene que ver con tres razones:
- Porque me sentí mal por Braulio. Era obvio que Braulio se había entregado a la relación. Y esa persona no sólo le había retribuido con engaños y burlas porque había conseguido a alguien que le ofrecía un mundo de posibilidades financieras que Braulio no podía ofrecerle: ¿Billete mata galán?. Eduardo se fue por la vía rápida, la vía que lamentablemente toman muchos hombres y mujeres. Y mas en estos momentos de crisis económica que se viven en diferentes partes del mundo.
- Porque percibí que posiblemente Braulio nunca se recupere de esto. Es muy probable que mi amigo y ex Braulio jamás vuelva a entregarse a una relación como lo hizo en ésta. Es más, es probable que él pueda afectar a otros producto de este lamentable desenlace.
- Porque me pregunto qué es lo que hay que hacer para dejar de interesarnos en las personas que no nos convienen. Me habría encantado tener algo serio con Braulio, pero recuerdo sus desapariciones, las cuales también llegaron a ser recurrentes, hasta que decidí dejarlo pasar.
La verdad es que sentí envidia de Eduardo, quien hizo que Braulio y yo terminarámos. Y hasta llegué a pensar que tal vez mi problema es que fui muy independiente y autosuficiente para Braulio. Hay hombres que necesitan que alguien necesite de ellos.
¿Que si billetera mata galán? En mi humilde opinión, debo confesar que creía en el amor hasta el momento en que Braulio me contó esta historia.... pero ahora, luego de conocerla...
... todavía creo...
Diego de La Vega
(Ni el Zorro, ni el hermanito de Eirka)
¿Quieres compartir con nosotros tus anécdotas, vivencias, experiencias, o cualquier cosa que se te ocurra? Con nosotros puedes hacerlo enviándola a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Con gusto publicaremos tu boceto, tu idea o tu texto en nuestra sección Confesiones de Medianoche. Anímate!!
Recomendamos ver también:
¿Quieres compartir un comentario, observación o duda sobre este artículo o cualquier otro? Escríbenos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Mantente informado sobre cada una de nuestras publicaciones agregándonos a tu FACEBOOK y/o a tu TWITTER.