Confesiones de Medianoche: `Cómo fue mi vida de casada con un hombre gay´
20.Oct.2024. Anécdotas. Soy de California, Santa Mónica, Estados Unidos. Vivía cerca de la playa, en los años 60 y en esos años conocí a diferentes tipos de personas. Había mucha promiscuidad sexual en esa época. La gente experimentaba con muchas cosas. Las orgías estaban a la orden del día. Yo no compartía ese estilo de vida pero estaba consciente de que sucedía. Era comúnmnete aceptada en California.
Así que si un hombre me decía que había tenido sexo con otro hombre pero que no le había gustado, no significaba que ese hombre fuese gay. De hecho, no juzgaba el pasado de nadie. Pensaba que de eso se trataba la vida. Pero ciertamente no quería casarme con un hombre homosexual. Definitivamente no era algo que quería.
Cuando conocí a mi ex-marido, Robert, yo vivía en Nueva York. Yo estaba derretida por él porque se trataba de un hombre encantador, fuerte y con todas las características que buscaba en aquella época. Era un profesor de karate, de artes marciales, un hombre de contextura fuerte y cierto parecido a Sylvester Stallone. No había señales en él de ser gay.
Robert y yo tuvimos sexo en el inicio de nuestra relación y nos enamoramos. Nos casamos en 1978. Hubo algunos detalles que me llamaron la atención de él en nuestros comienzos, pero nada como para hacerme pensar que él pudiera ser un hombre gay.
Entonces alguien que formaba parte de mi círculo social me dijo unas semanas después de casarnos, que tenía las sospechas de que Robert fuese gay. No lo creía. Pensaba: "¿Cómo Robert puede ser gay? El es muy sexual conmigo". Realmente no entedía las cosas en aquella época. No sabía las cosas que ahora sabemos. No había mucha información al respecto. No había internet.
Pero aún así hablé con Robert porque estábamos a dos semanas de casarnos. Él se molestó mucho cuando abordé el tema. Estábamos en un restaurante y casi tira la mesa al suelo diciendo "¿Cómo te atreves de acusarme de algo así?".
Me sentí muy bien al ver que él reaccionaba de esa forma porque él no estaba apuntando en esa dirección. Sin embargo, yo le había hecho esa pregunta porque quería ser una mujer de mente abierta: "¿Ha pasado algo en tu pasado? Yo se de gente que prueba diferentes cosas". A lo que él respondió: "Nada de eso hay en mi pasado". Así que dejé el tema y terminamos casándonos. No obstante, notaba que desde entonces, las cosas no eran como deberían ser.
Cuando el sexto sentido dice que algo no va bien
Cuando se presentaban hombres a la puerta, Robert hacía comentarios de cómo algunos hombres lo encontraban atractivo. Robert decía que había un hombre que estaba loco por él. Cuando el me lo contó, mi respuesta fue: "¿Por qué ese hombre está tan interesado en ti? Dile que eres un hombre casado". La respuesta de Robert fue: "Es que no quiero herir sus sentimientos". Ahora se en retrospectiva que un hombre heterosexual nunca diría algo así.
Lo cumbre es que Robert era activamente gay. Pero él quería lo que todo el mundo tenía. Ser gay en ese entonces era realmente difícil para los hombres a causa de la epidemia del SIDA. Cuando yo era joven y vivía en California, no era tan malo. Tenía muchos amigos gays en California. Pero en muchas otras partes del mundo, era realmente difícil. En la costa este donde vivíamos, ser gay era un asunto oculto. Habían muchos obstáculos en ser gay.
Entonces, con la epidemia del SIDA, muchos hombres homosexuales pensaban que era una buena época para ser heterosexuales. Así que muchos de ellos buscaron mujeres y se casaron. Y yo entiendo a esos hombres que pensaron que podían pasar por hombres heterosexuales y decidieron tomar esa ruta. Así que aunque Robert me mintió sobre su sexualidad, entiendo por qué lo hizo.
Al final del día, no fue el hecho de que fuera gay lo que devastador para mí, fue la forma en la que me trató. Porque lo que pasa es que esos hombres se convierten en hombres frustrados en sus matrimonios porque no debían estar casados con mujeres. Ellos están tratando ser alguien que no son y eso los convierte en hombres miserables que actúan de forma miserable.
Cuando hay compasión por un marido homosexual
Reconozco que soy compasiva con Robert. No puedo imaginarme en una situación similar. Si la sociedad cambiara los papeles y ser heterosexual fuese visto mal o negativo y tuviese que vivir mi vida pretendiendo estar enamorada de una mujer, no sé cómo podría hacerlo. Estoy segura que estaría siempre molesta y frustrada al respecto, y lo pagaría con la persona que estuviese a mi lado.
Así es como es para los hombres gays que se se han casado con una mujer. Se sienten atrapados. Pero no es que ellos sentían así al principio de la relación. Estoy convencida de que esos hombres amaban a sus esposas cuando ellos se casaron. Realmente creo que Robert me amaba. Él se casó conmigo y no tenía plan de engañarme. Él se engañaba a sí mismo. Robert intentaba engañar a la madre naturaleza intentando ser alguien que no podía ser.
Las pistas que deja un marido homosexual
Hay muchas pistas, advertencias en el camino, pequeños detalles en el comportamiento que no son la norma para hombres heterosexuales. El modo en que él hablaba sobre otros hombres. Robert era muy homofóbico, burlándose de hombres afeminados. Con los años, me he dado cuenta que muchos hombres gays hacen eso. Se burlan de los hombres con pluma porque ellos temen ser juzgados de la misma manera. Es una homofobia internalizada que veo mucho, inclusive en los hombres que son abiertamente gays.
Cuando se burlaba de algunos de esos hombres me decía: "Le dicen aquello, le dicen lo otro". Y yo pensaba "¿Cómo es que sabes todo eso? Y si no eres gay, ¿qué te importa?". Ahora entiendo que él estaba viviendo una doble vida, cuidadoso de cada movimiento que hacía de manera de no ser descubierto. Pero es realmente difícil ser alguien quien no eres y tarde o temprano, todo llega.
El abuso emocional
Muchos de los hombres homosexuales encerrados en matrimonios heteros, en lugar de ser honestos, hacen que sus esposas se sientan confundidas sobre la situación que ocurre, haciéndoles creer que ellas son el problema en el matrimonio. Eso, ciertamente, es lo que mi ex-esposo hizo conmigo.
Ahora lo tengo claro. Esos hombres hacen que sus esposas piensen que ellas están imaginando cosas, que están viendo cosas que no son. Eso es lo que ellos hacen para preservar la mentira diaria. Por ello es que digo que vivir de forma auténtica es la lo más importante en la vida y en las relaciones. Por la salud mental de cualquier persona. No tengo idea cómo algunas personas pueden vivir toda su vida encerrados en una mentira. Realmente no lo entiendo.
Un día, luego de dos años de matrimonio, el estaba realmente molesto e inquieto a lo cual le pregunté que qué le pasaba. Él me respondió: "No puedo hablar de ello. No puedo decir nada. Es demasiado terrible". Le pedí que me contara, que yo era capaz de escuchar cualquier cosa. Le rogué que me contara qué le estaba pasando.
Robert finalmente se quebró diciéndome que había tenido un momento de debilidad con otro hombre. Escuchar aquello fue devastador para mí porque era la primera vez que el admitía algún tipo de interacción con alguien. Y aun cuando él dijo que esa aventura no significó nada para él, significó mucho para mi. Estaba devastada. Tenía un bebé en aquél entonces. Adicionalmente, estaba destruida luego de dos años de matrimonio con un hombre que era emocionalmente abusivo (nunca fue un hombre físicamente maltratador).
Pero yo no tenía tanta fuerza de voluntad en aquél momento y no quería romper a mi familia así que lo dejé tal y como él dijo que había sido: sólo un momento de debilidad. Mantuve el matrimonio y salí embarazada por segunda vez. Así que la vida se volvió más complicada. Me sentía más atrapada.
Pero hubo más señales, otros hombres. Yo comencé a reconocer lo que estaba sucediendo. Creo que cuando Robert se dio cuenta que yo estaba dispuesta a quedarme, él comenzó a empujar la barrera haciendo más cosas de las que quería hacer. Robert comenzó a vestirse bien y ponerse colonia para salir, cosas que nunca hacía para mí. Y había hombres merodeando todo el tiempo. Realmente no era una buena señal.
Siempre encuentro interesante que muchos hombres en estas situaciones tienden a racionalizar su comportamiento alegando que no es engañar a la pareja y que estas cosas no significa que ellos sean gays. Era lo que yo pensaba al principio porque no sabía a lo que me enfrentaba.
Realmente no entendía lo que pasaba en aquél entonces. Creía que los hombres podían escoger entre ser homosexuales o ser heterosexuales. Aunque pensándolo bien, lo creía no para todos los hombres. Pensaba, inclusive en aquél tiempo, que habían hombres gays que eran como eran y no podía hacerse nada al respecto. Pero que habían otros hombres, como el hombre con el que me había casado que sabía perfectamente cómo tener sexo conmigo, que podía escoger. Y me decía a mí misma que si ponía todo de mi parte con él, entonces Robert se enfocaría más en mí y sacaría esos otros pensamientos fuera de su cabeza.
No sólo pensba que la culpa de lo que pasaba era mía. Era algo que él reforzaba con sus comentarios. Robert me culpaba y era fácil para mi aceptar la culpa. Él me decía que yo había ganado peso, que no estaba atractiva, que estaba siempre demasiado ocupada o que no olía bien. Incluso, hasta un día me dijo: "Si tengo esos pensamientos, quién puede culparme".
Así eran sus comentarios abusivos. Pequeños mensajes que me hacían sentir peor de lo que estaba. "¿Porqué siempre quieres tener sexo?. Tu debes ser una ninfomaníaca". Él insistía que era yo el problema porque él era un hombre atractivo que siempre tenía mujeres detrás de él y que si había un problema en nuestra vida sexual tenía que ser gracias a mí. Eventualmente el derrumbó y me hizo muy vulnerable. Robert era muy bueno en tocar las teclas perfectas para hacerme sentir mal.
Ahora se lo que muchas mujeres experimentan con la estrategia "derrúmbala para que se calle" (en inglés "shout her down to shut her up"). Una mujer recibe este trato porque su esposo está viviendo con ella pero no desea estar con ella así que él hace que la culpabiliza.
Honestamente, yo no estaba viviendo en aquél entonces. Sólo estaba sobreviviendo el día a día. Hubo momentos en el que me pasaron por mi cabeza pensamientos suicidas pero tenía dos hijos. En otras oportunidades tuve pensamientos homicidas. No sabía cómo salir de aquella pesadilla. No era lo suficientemente fuerte. Fui afortunada de que fuera él quien se fue de la casa.
El abandono de mi marido gay
Él se fue porque revisé su billetera. Me había convertido en una especie de detective. Ahora es más fácil hacerlo que en mi época porque hay muchos lugares en donde buscar como teléfonos, ordenadores y redes sociales. Yo no tenía nada de eso en mi época así que debía ir a los bolsillos de sus pantalones y su billetera, en búsqueda de recibos y cualquier evidencia.
Lo que encontré fue realmente doloroso. Robert me había jurado que no volvería a ver al hombre con el que había tenido un momento de debilidad pero en su billetera había una carta de ese hombre diciéndole que había entendido por qué Robert tenía que estar conmigo: porque era la madre de sus hijos, pero que siempre iba a quererlo. Y lo peor de todo era que Robert mantenía esa carta en su billetera, lo cual me hizo enojar de gran manera, una vez leí aquellas líneas.
Como era de esperarse, Robert me culpó del asunto. Me reprochaba cómo había sido capaz de revisar sus efectos personales: "¿Cómo te has atrevido a revisar mi billetera?". Mi respuesta fue inmediata: "Tu te estás viendo con otro hombre y me estás preguntando que cómo me he atrevido a revisar tu billetera?". Su actitud era incomprensible.
En su furia Robert me decía que si me atrevía a contar a alguien esas estúpidas historias de que él era gay, entonces era el final de nuetra relación. Me amenazaba con quitarme a los niños y que no los volvería a ver jamás. Me ponía entre la espada y la pared con esa advertencia: "Me llevará a los niños y no los volverás a ver".
Finalmente Robert se dio media vuelta, dejó 50 dólares en la mesa y se fue en su auto. Me dejó con mis dos hijos, uno de tres meses y otro de dos años. Adicionalmente, el menor estaba muy enfermo. Había nacido con una rara enfermedad que había hecho que visitara frecuentemente varios hospitales, haciendo millones de cosas para su recuperación.
Para colmo de males, yo no contaba con educación formal. Había logrado un diploma equivalente a la completación de la secundaria y eso era todo. No era como tener las competencias necesarias para obtener un trabajo decente. Recuerdo haber mirado por la ventana y decirme a mí misma: "Cómo voy a sobrevivir".
Cómo sobreviví la experiencia
Sorprendentemente, en una semana mis fuerzas regresaron. Había sido una mujer fuerte antes de conocer a Robert pero había dejado de serlo durante el matrimonio. Él regresó una semana después y me sorprendió que volviera ya que nunca lo había llamado o hablado con él. Al verle con su maleta le pregunté: "¿Qué estás haciendo?" Su respuesta fue "Regresar a casa".
Afortunadamente fui lo suficientemente fuerte para responderle "No, no regresas a casa. Te fuiste y punto final. Esta ya no es tu casa". Robert me respondió: "¿Quieres decir que estás dispuesta a romper esta familia?". Mi respuesta fue: " No. Tú eres el responsable de que se haya roto esta familia. Fuiste tú quien se alejó de nosotros. No fui yo quien se fue".
Y mi vida siguió su curso.
Bonnie Kaye
Autora del libro Straight Wives, Shattered Lives: Stories of Women with Gay Husbands.
¿Quieres compartir con nosotros tus anécdotas, vivencias, experiencias, o cualquier cosa que se te ocurra? Con nosotros puedes hacerlo enviándola a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Con gusto publicaremos tu boceto, tu idea o tu texto en nuestra sección de Confesiones de Medianoche. Anímate!!!
Recomendamos ver también:
¿Quieres compartir un comentario, observación o duda sobre este artículo o cualquier otro? Escríbenos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Mantente informado sobre cada una de nuestras publicaciones agregándonos a tu FACEBOOK y/o a tu cuenta de X (antiguo Twitter).