Confesiones de Medianoche: `Mi marido es homosexual´
05.Oct.2023. Anécdotas. Descubrí esta página por casualidad hace un tiempo ya. Estaba buscando una receta de cocina y me topé con ella.
Hoy, siguiendo la recomendación de mi terapeuta, me atrevo a escribir estas líneas. Quizás para desahogarme. Quizás para hacer catarsis y dejar plasmado en la web mi anécdota que puede ayudar a otras mujeres que pudieran estar pasando o haber pasado por lo mismo. Ya sea para drenar, olvidar, curar mis heridas, qué se yo...
Mi nombre es Ana Karina Nassif, tengo 37 años. Tengo dos hermosos hijos, estabilidad y holgura económica, un apartamento en una buena zona de la ciudad y 15 años de matrimonio. Para todo el mundo, tengo todo para ser feliz. Solo un pequeño detalle. Mi esposo es homosexual.
El comienzo de mi "cuento de hadas"
Nos conocimos hace 17 años. Si. Me casé muy joven. Pero él ya estaba por graduarse de la universidad, donde nos encontramos por primera vez. Debo decir que fue un noviazgo espectacular de dos años. Jamás olvidaré cuando me propuso matrimonio. Fue una cena maravillosa donde por primera vez comimos langosta junto a unas exquisitas copas de champagne.
En un típico descuido colocó el anillo en mi copa y tuvo que avisarme que tuviera cuidado al beber mi copa, porque no me di cuenta y "no quería que una excelente velada se convirtiera en tragedia". Cuando me dijo que quería envejecer junto a mí para "poder contar todas las pecas de mi cuerpo" me derretí toda. De inmediato acepté ser su esposa.
Nos casamos, me gradué de la universidad, luego vinieron los hijos y todo parecía inmensamente feliz.
Mi esposo siempre ha sido deportista. Siempre haciendo ejercicio: saliendo a correr todos los días temprano por la mañana, senderismo, natación una vez por semana, ciclismo, etc. Y debo decir que él ha sido un padre maravilloso también.
Sin embargo, hace cinco años comenzó mi calvario. Hace cinco años sospeché que algo andaba mal en mi matrimonio. Fue por casualidad. La señora de servicio enfermó y me tocó asumir algunas actividades de la casa.
Un día, mientras iba a lavar la ropa, noté que la ropa de ejercicio que había usado por la mañana no estaba sudada. Al principio, le resté importancia. Luego, cuando noté que pasó a ser recurrente no sólo con la ropa de la mañana sino también con la ropa "luego de haber salido a correr en la noche".
Yo conozco lo mucho que suda mi marido cuando hace ejercicio. Algo no cuadraba por lo que mis alarmas se encendieron. De inmediato supe que mi esposo no estaba haciendo lo que me decía que iba a hacer y lo primero que se me vino a la cabeza fue que mi marido estaba teniendo una aventura y el ejercicio era una excusa.
Cuando comencé a observarlo más, noté que de vez en cuando recibía llamadas extrañas, mensajes y hasta actitudes que confirmaron que mi esposo me estaba haciendo infiel.
"En el amor todo se vale"
Cuando no hubo dudas, decidí hacer lo que toda mujer inteligente puede hacer: contra atacar. Ninguna "mujer" me iba a quitar lo mío. Decidí inscribirme en el gimnasio. Comencé a hacer ejercicio y no me quedé allí. Decidí realizar unos retoques en mi cuerpo: me hice las tetas, los glúteos y una ligera liposucción. Quedé totalmente repotenciada, decidida a reconquistar a mi marido.
La cosa no termnó allí: cambié mi guardarropa, el color de mi cabello y me esforcé para centrar toda mi atención y cariño hacia él, quien pasó ser el centro de todo. Cualquier hombre habría estado complacido con mi cambio.
Mi cambio físico no pasó desapercibido por mis compañeros de trabajo (hombres y mujeres), así como tampoco a mis familiares, vecinos y conocidos del gym, entre otros lugares. Más de una vez recibí propuestas indecorosas. Y hasta estuve a punto de flaquear (hay hombres que no aceptan un no por respuesta). Pero yo era una mujer casada.Creo en la fidelidad de pareja. Pero todo eso pasó desapercibido ante mi marido, quien era la única persona que me interesaba.
Cuando supe que aquello no estaba dando resultado pasé a un plan B: Decidí que era necesario conocer con quien estaba enfrentándome. Era necesario conocer a la "mujer" que me estaba quitando a mi marido.
Cuando descubrí que mi marido me engañaba con un hombre
Un día, mientras mi marido tomaba una ducha, pude ver que su teléfono no estaba bloqueado y me permití revisar sus contactos y mensajes. Esto ocurrió en varias oportunidades y por un tiempo, nunca pude encontrar algo extraño entre sus mensajes, llamadas y contactos.
Un día llegué temprano del trabajo ya que nuestros hijos estaban de viaje en un plan vacacional. Mi marido ya había llegado y hablaba por teléfono. Mi esposo no me había escuchado llegar y me llamó la atención que al despedirse al teléfono dijo "Seguro 'papi', seguro nos vemos en la noche".
Al principio no me di cuenta de lo que sucedía. Pero sabía que él nunca llamaba "papi" a su papá (mi suegro). Algo no me cuadraba pero no me imaginaba nada más. Cuando se metió a duchar por la noche luego de "correr", no perdí la oportunidad de ver con quien había hablado y había llamado "papi".
Me sorprendí mucho cuando descubrí que se trataba de José Ignacio Guinnand, un amigo de él de la Universidad. Al día siguiente, luego de notar que su ropa de ejercicio no estaba sudada, quise comprobar de nuevo lo que había visto y pude volver a revisar su teléfono. Pero no estaban los registros. Mi esposo se encargaba de borrar todos los registros, llamadas, mensajes, todo. Había tenido un desliz el día anterior.
Yo no conocía mucho a su amigo. Sólo sabía que habían estudiado juntos, que había ido a nuestro matrimonio y que mi esposo nunca me había hablado de él. Fue entonces cuando decidí hacer mi propia investigación (seguimiento y cacería) junto con una amiga sobre este misterioso amigo. No fue difícil descubrir dónde vivía, dónde trabajaba, su estado civil y hasta su orientación sexual. José Ignacio era gay. Un hombre de unos cuarenta años, muy atractivo, solvente, soltero, de buen gusto al vestirse, con muchos amigos hombres, etc.
El peor día de mi vida fue cuando seguí a mi esposo una mañana en donde se suponía que haría ejercicio. Realmente iba a encontrarse con su amante. Fue el peor día de mi vida porque una cosa es tener la sospecha y otra, muy distinta, es tener la certeza. ¿Cómo se compite con un hombre por el amor de otro hombre? Puedo competir contra otra mujer, pero no contra otro hombre. Me descompuse. Mi autoestima quedó por el suelo.
El día que lo confronté
Mis relaciones familiares, de trabajo y personales comenzaron a deteriorarse. Mi vida comenzó a ser un infierno. Tenía que hablar con mi esposo pero así pasaron meses y años. Más por mis hijos que por mi. Fue hace poco más de un año cuando lo enfrenté. No pude más. Recuerdo su cara de horror cuando me dijo al día siqguiente que iba a salir a correr y yo le respondí:
"¿Vas a correr o a casa de José Ignacio Guinnand?... Lo se todo"
Mi esposo comenzó a llorar. Él me conoce. Sabía que no podía negar lo que yo ya sabía. No podía con la vergüenza que sentía. Yo comencé a llorar también. Terminó pidiéndome perdón. Y yo supe allí lo mucho que lo amaba. Después todo lo sucedido, aun estaba dispuesta a darle una oportunidad porque sin pensarlo, de mi boca salió:
"Decide entre el o yo, pero decide ya. Ya no aguanto un día más"
Mi corazón se terminó de romper cuando me respondió:
"Lo siento... Ana Karina..."
Mi marido dio media vuelta y se fue. Yo me quedé en casa, sintiendo una soledad infinita. Lloré ríos de amargura. No podía salir. No fui a trabajar esa semana. No podía con mi alma. Ese día nos separamos. Se fue de la casa esa misma noche.
Pero hubo un cambio de guión que ninguno de los dos esperaba, y es que a la semana, mi esposo quiso regresar conmigo. Me armé de valor para no aceptarlo de vuelta. Y menos mal que fue así. Al tiempo supe que José Ignacio lo había rechazado también. Resultó que José Ignacio también tenía pareja y mi esposo no lo sabía. Irónicamente, mi esposo era el amante de José Ignacio.
Por muchos años sentí desprecio por los homosexuales. Sin embargo, luego de las terapias, he aprendido que ellos no son el problema. La culpa es de la sociedad que no termina de aceptar a los gays como se debe y hace que algunos hombres vivan una doble vida, ya sea para aparentar a sus familias, amigos, compañeros de trabajo y conocidos.
Ahora valoro a todos aquellos hombres que se atreven a "salir del closet". Curiosamente, creo que esos son verdaderos hombres por lo que tienen que enfrentarse día a día.
Deseo que algún día, cada vez más países normalicen las uniones entre parejas del mismo sexo. Eso evitaría que mujeres como yo perdamos años de nuestras vidas. Yo perdí 17 años de mi vida, aunque pensándolo bien... no fueron perdidos... porque me quedaron mis hijos, a quienes amo profundamente.
La sentencia de divorcio está por salir... Pronto dejaré de decir "Mi esposo es homosexual" porque pasaré a ser una mujer felizmente divorciada. Estoy lista para rehacer mi vida.
Ana Karina Nassif
Una mujer divorciada de un hombre homosexual
¿Quieres compartir con nosotros tus anécdotas, vivencias, experiencias, o cualquier cosa que se te ocurra? Con nosotros puedes hacerlo enviándola a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Con gusto publicaremos tu boceto, tu idea o tu texto en nuestra sección de Confesiones de Medianoche. Anímate!!!
Recomendamos ver también:
¿Quieres compartir un comentario, observación o duda sobre este artículo o cualquier otro? Escríbenos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Mantente informado sobre cada una de nuestras publicaciones agregándonos a tu FACEBOOK y/o a tu TWITTER.