La promiscuidad como alternativa en la búsqueda de pareja gay
23.Oct.2023. Opinión. Hay personas que temen comprometerse y asumir responsabilidades, por inmadurez, inseguridad o una trayectoria de carencias afectivas que les conduce a hacer del amor un deporte y practicar el sexo como quien sale a hacer senderismo.
Sin embargo, hay quienes el salir de "cacería" a través de una App, discotecas o bares es una forma de intentar conocer a alguien que podría ser un potencial compañero o compañera y es que la búsqueda de pareja para la gran parte de gays y lesbianas, se da en sitios muy diferentes a los que dicta el romanticismo comercial. Tomando en cuenta que según la Organización Mundial de la Salud la promiscuidad se da cuando alguien mantiene relaciones sexuales con más de dos personas en un periodo inferior a 6 meses, nos preguntamos: ¿La promiscuidad es una alternativa para conseguir pareja?
La búsqueda de pareja para la gran parte de gays y lesbianas
En gran aparte de hombres gays y chicas lesbianas, a búsqueda de pareja se da en sitios muy diferentes a los que dicta el romanticismo comercial. Y suele suceder que no se cuentan con los mismos espacios que los heterosexuales para madurar emocionalmente con respecto a una relación de pareja.
Cuando no es posible ir de la mano o incluso tener gestos afectivos con alguien del mismo sexo en un sitio público, es difícil poder desarrollar una relación de pareja tal y como lo pueden hacer parejas heterosexuales. Hay que recordar que muchos crecemos y maduramos sin referentes en una sociedad que nos enseñó que la familia está constituida por "madre, padre e hijos".
Ello nos lleva a escondernos y escoger los lugares menos indicados para conocer a otras personas (como bares y discotecas) y en la actualidad, a través de aplicaciones que se convierten en "mercados de carne".
Es así cuando se entra en una vorágine, a veces sin darse cuenta de ello, en la que el sexo de entrada se convierte en la carta de presentación y en un casting donde ambos harán una evaluación en la que ninguno de los dos quedará satisfecho, esperando encontrar a alguien "mejor" en los próximos meses, semanas, días, o incluso horas, porque tenemos la falsa creencia de que "somos muchos" y que por ello, estamos seguros de que conoceremos a ese ser especial.
Lo que nunca nos dicen es que la promiscuidad aparece dentro de algunos cuadros clínicos previos como el trastorno límite de personalidad, el narcisismo, la depresión o la fase maniaca del trastorno bipolar donde las personas pueden encontrar en la promiscuidad un analgésico, una manera de tratar el dolor psíquico, llenar el vacío o generar una identidad. En ocasiones, la persona promiscua busca ese perfil que la compense, tal y como ocurre cuando la persona adicta busca llenar la depresión con drogas.
Tampoco nos dicen que tal vez no estamos preparados para intercambios íntimos gratuitos y superficiales y que estas conductas nos pueden traer numerosas secuelas psicológicas: desorganización, baja autoestima, estrés, ira, culpa, vergüenza, ansiedad, tristeza. La realidad es que a diferencia de otras especies, los seres humanos no actuamos por instinto exclusivamente, tenemos conciencia y memoria.
Tal vez en el fondo buscamos a esa persona especial. Que no queremos dejar actuar al sexo ciegamente, sino controlarlo y mezclarlo con ternura: el amor de pareja, el sentimiento de pertenencia, generar un vínculo. Seguro que te ha pasado o has conocido a personas que han tenido líos de una noche y en durante y después los han tratado como si fuesen la pareja, hasta el punto de ser invitados a desayunar luego de toda una noche de pasión.
De acuerdo con algunos expertos, la promiscuidad es incompatible con nuestro bienestar emocional y físico, lo que sería una invitación a un proceso de reflexión para acabar con ese “yo” difuso, que ha olvidado en el camino lo que quiere y a dónde quería llegar.
Tal vez el secreto sea ser más selectivos, no para escoger al que más bello o el de mejor cuerpo. Sino un compañero de viaje con quien construir ese bienestar emocional que no ofrece la promiscuidad. En otras palabras, cambiar esa estrategia de “Besar muchos sapos hasta dar con el príncipe” que no suele dar resultados.
Isaac Nathan Bloom
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