sexy atleta ciclistaConfesiones de Medianoche: `El instructor de power bike de tres piernas´

 

10.Feb.2024. Anécdotas. Me gusta ir al Gym. No lo voy a negar. Creo que esos lugares son espacios para ejercitar el cuerpo ya sea para mantenerse en forma o para ponerse en forma.

 

También son lugares para recrear la vista. Eso si, no soy de esos hombres que sólo van al gym al sauna y las duchas a ver hombres desnudos. ¡Qué va! Pero no voy a negar que la parte que más me gusta es la hora de cambiarme rodeado de hombres sudorosos, de todos los tamaños, colores y sabores. Ver y ser visto.

 

También me visitar y conocer gimnasios nuevos. De hecho, cuando llego al gym nuevo, me siento como un niño en una juguetería, haciendo ejercicios, máquinas y clases que no suelo hacer.

 

De hecho, nunca he sido fan del Power Bike, Spining y sus derivaciones, pero hace poco decidí entrar a una de esas clases en un gym que visité, colocándome en una de las bicis de la última fila, y por supuesto la más cercana a la puerta (para pasar desapercibido).

 

OK. Debo confesar que lo que me atrajo a la sesión no fue el ejercicio. Fue el instructor. Un hombre blanco de cabello negro muy atractivo, corpulento, de unos 1.80 metros y pecas en la espalda, lugar donde también se encuentra un tatuaje que jamás olvidaré.

  

sexy man instructor de tres brazosIntenté hacer todo lo que el instructor indicaba, pero debo decir que para ese entonces no me encontraba en forma (aparte de que las clases suelen ser rudas y extenuantes), así que me rendí en algún momento de la noche y decidí apoyar mis brazos en el manubrio mientras seguía moviendo mis piernas. Estaba sorprendido de las piernas des instructor, potentes, largas y gruesas.

 

Mi corazón dejó de latir por un momento cuando el instructor se bajó de la tarima y se acercó a mí. Pero no fue para decirme una palabra amable de bienvenida. Fue para regañarme por apoyar mis brazos en el manubrio de la bici.

 

Lo primero que pasó por mi mente fue: "¿Así es la cosa?, ¡pues me voy de esta clase!". Sin pronunciar palabra alguna, me bajé de la bici y salí del salón de spinning para entrenar en la sala de máquinas. Siempre he sido malcriado. No soporto que me regañen. ¿Qué le voy a hacer? Así que salí de allí y estuve dos horas más entrenando, olvidé el asunto y me fui a darme una ducha.

 

Los hombres de ese gym solían taparse con una pequeña toalla para cubrir sus "partes nobles". Pero el entrenador no tenía toalla.  Al salir de las duchas pude notar que el instructor de spinning se paseaba de un lado al otro del vestuario hablando por teléfono... completamente desnudo. Mi corazón se detuvo de nuevo cuan cuando me vio y se aproximó a mí de frente.

 

sexy man instructor de tres brazosHe descubierto que mi corazón se detiene porque dejo de respirar. Y es normal. Supongo que es un mecanismo de defensa para que mi pulso no se acelere y no se despierten zonas por debajo de mi cintura cuando estoy casi desnudo. Acababa de salir de la ducha cubriendo mis partes nobles con una diminuta toalla.

 

Me arrepentí de haber salido de su clase por una rabieta. Pero también me arrepentí de estar allí en ese preciso momento y es que el instructor de spinning y power bike había había guardado sus cosas en el locker junto al mío. Yo ya me encontraba sentando en un banco frente a su locker, buscando de manera torpe la ropa con la que debía vestirme.

 

Me encontraba nervioso y no es para menos. El instructor se encontraba aun hablando por teléfono, frente a su locker, completamente desnudo a escasos centímetros frente a mi rostro, mientras él estaba de pie y yo sentado. Lo peor de todo es que desde que salí de la ducha y lo vi "danzando" desnudo por el vestidor, me había percatado que el instructor no tenía tres largas, gruesas y potentes piernas. Realmente el instructor de power bike poseía tres largas y gruesas piernas.

 

Mi mecanismo de defensa no estaba funcionando. Lo se porque comencé a salivar. Y mucho. Mi temperatura corporal ascendía. Sentí que algo crecía más abajo de mi cintura.

 

Habían otras personas en la sala, así que no tenía intenciones de perder el control de mi cuerpo, por lo que comencé a traer todos los pensamientos más desagradables a mi mente. Algo en mi zona pélvica estaba despertando de su letargo y aun no me había puesto mis pantalones. Quería evitar un "bochorno".

 

hombres atractivos espanaSin embargo, mis ojos, como si tuvieran vida propia, se hicieron independientes y dejaron de seguir mis órdenes, echando un vistazo a esa tercera pierna. Casi que podía percibir el olor, e incluso el sabor de ese pedazo de carne que se encontraba a escasos centímetros de mi rostro. El entrenador seguía hablando por teléfono y no se cubría. ¿Por qué lo hacía? ¿Para torturarme? ¿Para volverme loco?

 

Seguía salivando. Ahora sudaba frío. Los segundos se me hicieron eternos. Todo lo veía como en cámara lenta. Esa tercera pierna recién descubierta era perfecta. Bella. Sin duda todo un "grandes ligas". De esos que se suele ver en las películas más candentes. Esos segundos resultaron una eternidad y parte de otra.

 

sexy man instructor de tres brazosDe pronto el entrenador dejó de hablar por teléfono y tomaba una toalla para recorrer su cuerpo. Veía en primera fila y en cámara lenta cómo el entrenador secaba su cara, su cabello, sus brazos, sus hombros, su pecho, su espalda, sus partes nobles. Era toda una provocación. Toda una declaración de intenciones: Perturbarme, hacerme perder el control, atormentarme... volverme loco.

 

Los pensamientos desagradables que había intentado traer a mi mente fallaron uno tras otro. Pero finalmente pude conseguir mis cosas de la mochila, logré ponerme un pantalón sin que nadie notara la emoción que ya estaba en su máximo esplendor más abajo de mi cintura. Ya me sentía a salvo.

 

Como pude terminé de vestirme y salí del gimnasio corriendo pero pensando en todo lo que había sucedido, cubriendo cuidadosamente esa emoción desbocada en una zona de mi cuerpo. Afortunadamente tenía una camisa larga que podía ocultar esa súbita e inoportuna emoción.

 

Cuando fui al estacionamiento y me subí a mi vehículo no lo podía creer. El instructor de "tres piernas" se encontraba estacionado frente a mi, ya estaba por irse y me miraba con una sonrisa pícara, como cuando se hace una maldad o una broma. Me hizo un guiño, como si se hubiese percatado de todo lo sucedido. Con una sonrisa subió a su vehículo y salió conduciendo su vehículo, dejándome allí con una cara de asombro y sorpresa que no cabía en mi cuerpo.

 

¿Se había dado cuenta? ¿Había hecho todo eso a propósito? Mi cabeza repasaba todo lo que había sucedido luego de salir de las duchas con el objetivo de encontrar cualquier indicio que me dijera que todo había sido premeditado. Y mi cabeza lo sigue repasando.

 

No he vuelto a ese gimnasio, pero de regresar, me pregunto si me conseguiré con el instructor de tres piernas. Y me pregunto si su tercera pierna es tan potente como las otras dos. Porque de que es larga y gruesa, ya no me queda duda.

 

El Vouyerista Atlético 


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